El soldado con puños de oro

martes, 11 de agosto de 2009

Ángel Pedro Víctor Avendaño (aunque se lo conocía generalmente sólo por su tercer nombre y apellido) con su singular estilo que no poseía una gran agilidad, vencía por puntos al alemán Ernst Pistulla, en la final de la categoría medio pesado –hasta 79,379kg- de los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928, y conseguía así la primera medalla de oro para el boxeo y para una disciplina individual, el 11 de agosto de 1928. (El púgil es el del medio de la tapa de El Gráfico)

Avendaño debió vencer a tres contrincantes antes para llegar a la final de la competencia. Su primer rival fue el chileno Sergio Ojeda; en cuartos de final enfrentó al canadiense Donald Carrick; y en la semifinal al sudafricano Don McCorkindale. Todas las peleas las ganó por punto.

El boxeador estuvo a punto de no viajar a los Juegos Olímpicos ya que en ese entonces tenía 21 años y se estaba haciendo el servicio militar y su condición de soldado conscripto le impedía representar al país en un torneo. Pero un permiso especial del general Agustín Pedro Justo le permitió concurrir, debió hacerlo con su uniforme, y dejar así una marca en la historia del deporte argentino.

El púgil nació en Lincoln, Buenos Aires, el 5 de julio de 1907, y comenzó su carrera como boxeador a los 15 años, en 1923. Como amateur perdió sólo 5 de las 110 peleas que disputó, y como profesional tuvo un veloz paso en el que llegó a realizar 9 peleas, de las que perdió 2 por nocaut. Al retirarse del boxeo, en 1938, se dedicó a la dirección técnica primero y, siete años mas tarde en 1945, al arbitraje. Fue considerado uno de los mejores árbitros profesionales de nuestro país de la década del ’60 y ’70 y dirigió mas de 2500 peleas, de las cuales cuatro fueron por títulos mundiales: Horacio Accavallo - "Alacrán" Torres; Nicolino Locche - "Morocho" Hernández, (ambos en el Luna Park); la revancha de Carlos Monzón con Nino Benvenutti, en Montecarlo y nada menos que la de Monzón con Benny Briscoe, en el Luna, la noche que aquel retuvo el cetro, pero recibió el golpe más fuerte en toda su carrera. Cuando cumplió 65 años no pudo dirigir más en Buenos Aires por exigencias del reglamento. Pero pudo seguir haciéndolo en el interior del país hasta 1979.

Don Víctor, agradecido del boxeo, el público y los boxeadores, como él mismo declaró, falleció el 1 de julio de 1984.

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