Ben Johnson y el récord que no fue

jueves, 24 de septiembre de 2009

Con su dedo índice en alto, como queriendo indicarle al mundo que seguía siendo el rey de la velocidad, cruzó la línea de meta derrotando a su archirrival, Carl Lewis. Fue el 24 de septiembre de 1988, cuando Ben Johnson consiguió en los Juegos Olímpicos de Seúl el récord mundial de los 100 metros. La alegría le duró poco, horas más tarde el récord y el oro fueron expropiados a causa de dar positivo en los controles antidoping.

Johnson comenzó en los Juegos de Seúl con un rendimiento que no hacía suponer lo que luego conseguiría. En primera ronda finalizó en primer lugar con 10.37, mientras que en cuartos clasificó tercero, detrás del británico Linford Christie y el norteamericano Dennis Mitchell, con 10.17. El rendimiento del canadiense empezaba a mejorar con el correr de las etapas. En semifinales continuó bajando tiempos y finalizó primero con 10.03 dejando atras a Christie y a Mitchell.

Ya en la final, se encontraría con su principal competidor, el estadounidense Carl Lewis, quien partía como favorito luego de que Johnson sufriera algunas lesiones durante la temporada antes de los Juegos. En la competencia decisiva, repleta de condimentos especiales por sus habituales enfrentamiento verbales con Lewis, Johnson fue más rápido de lo que nunca había sido y pulverizó el récord mundial deteniendo el reloj en 9.79, mientras que Lewis alcanzó los 9.92.
La progresión del canadiense había sido asombrosa, venciendo todos los pronósticos. Sin embargo, la alegría de la medalla de oro se esfumaría horas después cuando el control antidoping demostró que Johnson poseía en su orina residuos de stanozolol, una hormona prohibida fabricada en Estados Unidos. A partir de allí el éxito del canadiense se tornó en fracaso. Contratos multimillonarios perdidos, una suspensión por dos años y su reputación por los suelos en tan sólo unas horas. Ése se convirtió en su verdadero y triste récord.

Finalmente, la medalla de oro fue otorgada a Lewis, que con 9.92 consiguió el récord olímpico.

Tiempo después de lo sucedido Ben Johnson planteó la posibilidad de que hubiera existido un sabotaje en las pruebas de orina: "Tengo la información de cómo y por qué se hizo, y quién estuvo detrás de todo eso”. Además agregó: “No quiero decir mucho, pero él (por Lewis) tuvo algo que ver”. Johnson indicó que mientras aguardaba para realizar el control antidoping, pasó tiempo tomando cerveza con un jugador de fútbol que resultó ser amigo y compatriota de Carl Lewis y que allí, en un descuido, pudieron haberle introducido la sustancia prohibida en su bebida.

De todas formas, y a pesar de las quejas, el resultado nunca se modificó. Johnson fue crucificado en su carrera deportiva y, aunque tiempo después regresó, ya nunca pudo volver a ser lo que alguna vez había sido: el hombre más rápido del mundo.

0 comentarios:

Publicar un comentario